Capítulo 5: Una delgada línea
¿Conocen a esas personas que se enrollan hablando con cualquier cosa? Jealous era así. Me llevó largo rato darle un par de rodeos para hacer que se terminase auto-convenciendo de que debía mediar entre el Rockero y yo para que, al menos, pudiésemos entablar una conversación antes de que llegase el fin de semana siguiente y volviera a buscarme, a cuya llamada empezaba a plantearme si acudir o no. Puede que os estéis preguntando por qué saqué a relucir en aquel momento mi vena manipuladora y mareé a la susodicha para que terminase haciendo lo que quería, pero todo tiene una explicación; una buena explicación… creo. El Rockero me evitaba. No es que fuera nuevo para mí que ciertas personas me evitasen, más aún, que ese chico con el que apenas había hablado, me evitase; pero por mera cortesía, no le comes la boca a alguien de quien luego te escondes. Llamadme anticuada. Había pasado toda la mañana intentando tener una charla con él lo más natural posible… No sé, un “hola qué tal”,