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Capítulo 6. Reflejos en el hielo

        No tenía lo que se dice mucha ilusión en que el tiempo transcurriese. A pesar de haber acudido a ella buscando que me echara un cable, nunca había tenido muy buena relación con Jaelous, todo sea dicho. Ella siempre había creído que yo quería quitarle al novio a pesar de que, no sólo el Verdugo nunca me atrajo, sino que además fui yo la que le convenció para que intentara algo con ella. Un experimento que salió mal porque empezaron a salir juntos; porque ahora mi relación con la muchacha era un maldito yoyo y porque de ser como un hermano, él había pasado a ser un completo desconocido para mí… Aunque eso pertenece a otra historia distinta.                 Lo que peor llevé de todo aquel día, fue quizá el tener que vestir a mi Princesa. Y por vestir no me refiero sólo a elegirle la ropa, sino a quitarle el pijama, ponerle la ropa de calle y abrocharle hasta los zapatos. Todo para que, al bajar a la calle al encuentro con Jaelous, la susodicha me dedique esa expresión de coti

Capítulo 5: Una delgada línea

¿Conocen a esas personas que se enrollan hablando con cualquier cosa? Jealous era así. Me llevó largo rato darle un par de rodeos para hacer que se terminase auto-convenciendo de que debía mediar entre el Rockero y yo para que, al menos, pudiésemos entablar una conversación antes de que llegase el fin de semana siguiente y volviera a buscarme, a cuya llamada empezaba a plantearme si acudir o no. Puede que os estéis preguntando por qué saqué a relucir en aquel momento mi vena manipuladora y mareé a la susodicha para que terminase haciendo lo que quería, pero todo tiene una explicación; una buena explicación… creo. El Rockero me evitaba. No es que fuera nuevo para mí que ciertas personas me evitasen, más aún, que ese chico con el que apenas había hablado, me evitase; pero por mera cortesía, no le comes la boca a alguien de quien luego te escondes. Llamadme anticuada. Había pasado toda la mañana intentando tener una charla con él lo más natural posible… No sé, un “hola qué tal”,

Capítulo 4: ¿Una taza o una tetera?

Tardé unas horas en dormir aquella noche. Había múltiples motivos, tantos como yo misma quisiera inventar para justificar la falta de sosiego, pero en realidad todo era debido a que nunca me ha gustado compartir mi espacio en el lecho con nadie y mi Princesa no hizo más que abrazarme durante toda la noche. Por si todo ello no fuera, además, suficiente, la muchacha era incapaz de conciliar el sueño si no era con el televisor puesto, de modo que durante las horas que pasé en vela notando su respiración contra mi cabello, la teletienda, los videntes y toda la morralla que ponen a esas horas intempestivas me distrajeron de pensar en el Rockero, en mi Caballero con Vaqueros y Cadenas y en la madre que les parió a ambos. De vez en cuando, al sentir recorrer mis oídos con la melodía de un suave ronquido, sí dejaba a un lado lo que el televisor quería mostrarme para mirarla y, por apenas unos minutos, pensar en lo que habíamos estado hablando antes en una atmósfera totalmente metafórica.

Capítulo 3: I love Rock n' Roll

                Salimos de aquella discoteca borrachos y agotados; o quizás fuera el agotamiento y la despreocupación lo que en ausencia de alcohol me hizo sentir ebria. Nos acercamos a un local cercano a pedirnos unos perritos calientes y desviamos nuestro rumbo unos grados más para ir a lo que comúnmente se conoce como “botellón”. Mi viejo Rockero, el muchacho de ojos verde-azulados con quien compartí gran parte de la noche, no se separaba de mí ni un solo segundo y, todo sea dicho, tampoco yo de él. Tener su brazo sobre mis hombros o sus manos sobre mi cintura era agradable, no tanto porque el chico me pareciera especialmente interesante como porque despedía un calor demasiado codiciado en aquel mes de febrero.                 Recuerdo que todos comentaban y cuchicheaban sin mucho cuidado tras de mí que formábamos una bonita pareja, o que a ver cuánto tardábamos en darnos un beso. Sentada en un bloque de hormigón a metro y medio de altura, desvié un momento la mirada al cielo e